11 “Todos los que me escuchaban me alababan; los que me veían me elogiaban, 12 porque daba a los pobres que me llamaban y a los huérfanos que no tenían quien los ayudara. 13 Los que estaban a punto de morir me bendijeron; hice cantar de alegría a la viuda. 14 Siendo sincero y actuando correctamente[d] eran lo que yo llevaba como ropa. 15 Fui como los ojos para los ciegos y los pies para los cojos. 16 Fui como un padre para los pobres, y defendí los derechos de los extranjeros. 17 Rompí la mandíbula de los malvados y les hice soltar su presa de los dientes. 18 Pensé que moriría en casa, después de muchos años.[e] 19 Como un árbol, mis raíces se extienden hasta el agua; el rocío se posa en mis ramas durante la noche. 20 Siempre se me concedían nuevos honores; mi fuerza se renovaba como un arco infalible.
21 “La gente escuchaba atentamente lo que yo decía; se callaba al escuchar mis consejos. 22 Una vez que yo hablaba, no tenían nada más que decir; lo que yo decía era suficiente.[f] 23 Me esperaban como quien espera la lluvia, con la boca abierta por la lluvia de primavera. 24 Cuando les sonreía, apenas podían creerlo; mi aprobación significaba todo el mundo para ellos.[g] 25 Decidí el camino a seguir como su líder, viviendo como un rey entre sus soldados, y cuando estaban tristes los consolaba”.
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a Literalmente, “Mis pasos fueron lavados con mantequilla”.
b Aquí se reunían los ancianos de la ciudad para discutir asuntos y juzgar disputas.
c Mostrando así respeto.
d Literalmente, “la rectitud y la justicia”, pero estos términos son anticuados y a veces se malinterpretan. La rectitud, por ejemplo, se refiere a la naturaleza de una persona más que a una demostración externa, mientras que la justicia no se refiere tanto a los aspectos legales como a hacer lo que es verdadero y correcto.
e Literalmente, “Multiplicaré mis días como la arena”.
f Literalmente, “mis palabras cayeron sobre ellos”.
g Literalmente, “la luz de mi semblante no la arrojaron”.