1 Entonces Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó: No tomes esposa de las hijas de Canaán. 2 Levántate, vé a Padan-aram, a casa de Betuel, padre de tu madre, y toma allí esposa de las hijas de Labán, hermano de tu madre.
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5 Así Isaac envió a Jacob, el cual fue a Padan-aram, adonde Labán, hijo de Betuel el arameo, hermano de Rebeca, madre de Jacob y Esaú.
6 Esaú vio que Isaac bendijo a Jacob y lo envió a Padan-aram para tomar de allí esposa para él, y que, al bendecirlo, le ordenó que no tomara esposa de entre las hijas de Canaán, 7 y que Jacob, al obedecer a su padre y a su madre, se dirigió a Padan-aram.
8 Entonces Esaú comprendió que las hijas de Canaán eran desagradables a su padre Isaac. 9 Esaú fue a Ismael, y además de las que tenía, tomó para él como esposa a Mahalat, hija de Ismael, hijo de Abraham y hermana de Nebayot.
10 Jacob salió de Beerseba y se dirigió a Harán. 11 Cuando llegó a cierto lugar, pasó allí la noche porque ya el sol se había puesto. Tomó una piedra del lugar, la colocó como su cabecera y se tendió en aquel sitio.
12 Tuvo un sueño: Apareció una escalera apoyada en la tierra, cuya parte superior alcanzaba el cielo. Miró que los ángeles de
15 Mira, Yo estoy contigo, te guardaré dondequiera que vayas y volveré a traerte a esta tierra, pues no te dejaré hasta que Yo haga lo que te prometí.
16 Jacob despertó de su sueño y dijo: ¡Ciertamente
18 Jacob madrugó por la mañana y al tomar la piedra que puso como su cabecera, la erigió como una estela y derramó aceite sobre su cúspide. 19 Llamó aquel lugar Bet-ʼEl. Sin embargo, al principio, el nombre de la ciudad era Luz.
20 Jacob hizo un voto solemne: Si