7 La destrucción de Ocozías fue obra de Dios, ya que se dirigió a Joram; pues cuando éste llegó, salió con Joram contra Jehú, hijo de Nimsí, a quien Yahvé había ungido para que destruyera la casa de Acab. 8 Cuando Jehú ejecutaba el juicio sobre la casa de Ajab, encontró a los príncipes de Judá y a los hijos de los hermanos de Ocozías sirviendo a Ocozías, y los mató. 9 Buscó a Ocozías, y lo capturaron (ahora estaba escondido en Samaria), lo llevaron a Jehú y lo mataron; y lo enterraron, porque dijeron: “Es el hijo de Josafat, que buscó a Yahvé con todo su corazón.” La casa de Ocozías no tenía poder para mantener el reino.
10 Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y destruyó toda la descendencia real de la casa de Judá. 11 Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo rescató sigilosamente de entre los hijos del rey que habían sido asesinados, y lo puso a él y a su nodriza en la alcoba. Entonces Josabet, hija del rey Joram, esposa del sacerdote Joiada (pues era hermana de Ocozías), lo escondió de Atalía, para que no lo matara. 12 Estuvo con ellos escondido en la casa de Dios seis años, mientras Atalía reinaba sobre el país.
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